lunes, 31 de octubre de 2011

Te he descubierto

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Te he descubierto
yaciendo en mis ojos.
En misterioso ascenso
transito la huella hasta tu mirada.
Ofrecí mis sueños en un minuto
como un hábito.
He sabido revelarte a todos los motivos
de los hombres.
Acaso detuvimos el tiempo..
He resuelto no nombrarte disputando
las costumbres.
Seguiré viajando entre el vértigo y los ríos.
Cuidadosamente lo pronunciaste:
de un instante de la vida
para siempre.
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María T.

jueves, 20 de octubre de 2011

Débil Reino

Quizá junto a la niebla el campo crece
Y en mi sostengo nuestra pura imagen
Débil de luna cuando asoma al cauce.
Sobre mi reino como en un martirio,
sombra prefiero a lo que miro y creo.
Si fuera que tal vez el día tirano,
el fuego razonado en mí no cesan
Atrás queda la noche y queda el daño.
Quizá de barro sea mi costilla.
Alimento sagrado de las fieras
Y quizá débil reino de la niebla.
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Maria T.

jueves, 13 de octubre de 2011

Llueve

Llueve
simularé osadía.
Sueños húmedos callan en la tarde
donde crece la pena.
En pálidas lagunas te recoges.
Olvidaré el motivo que sucede
y la promesa en el temor del día.
Es abril en mi pecho. El fresno altivo
traza puentes azules,
bajo el cielo y tus hombros.
Seduciré a la ausencia,
a la tormenta esquiva,
para yacer dormida.
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Maria T.

domingo, 9 de octubre de 2011

Un avaro calor desciende de la tarde
intuyo trazas en la noche azul.
Quiero vestirme y adorar la luna.
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He comprendido un sabor de plata.
He comprendido el clamor del mar
cuando tú lo pronuncias.
No puedo conceder sino al misterio
de tú cuerpo y las sombras.
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A tú silencio espío como niña
Y palpo el aire húmedo
sobre mi cuerpo.
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María T.

sábado, 1 de octubre de 2011

No me esperes.
Una orilla de sal silencia el sueño
un espuerta de cal sobre la arena.
Más blanca que ningúna.
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Como un fantasma se adelanta el día.
me pregunté sobre tu lecho mudo
sin caricias a tus cruzados labios
dónde tu muerte resbalaba en ondas
como la más incauta de las lágrimas.
Pálida temerosa, apenas confundída.
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No me esperes
Del campo inmenso labraré una vega
donde sembrar, sin sueño, la tristeza.
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María T.