Parece que acaricio un paisaje donde abundan los aires gélidos, la hojarasca bajo mis pies, el ruido del agua al pasar y un sol que se esconde entre las ramas cansadas de árboles inmensos, celestiales. Parece, también, que saludo a la noche, y que todo calla, que enmudece el silencio y que la nieve cercena cualquier ápice de sufrimiento. Y, entonces, parece que nada es real, y que estoy solo, acariciando a un invierno que viene vestido de hastío, con una larga cola de estrellas y un blanco broche de marfil recogiendo su dulce cabello… Y entonces, sólo entonces, aparecen estas palabras.
Parece que acaricio un paisaje donde abundan los aires gélidos, la hojarasca bajo mis pies, el ruido del agua al pasar y un sol que se esconde entre las ramas cansadas de árboles inmensos, celestiales. Parece, también, que saludo a la noche, y que todo calla, que enmudece el silencio y que la nieve cercena cualquier ápice de sufrimiento. Y, entonces, parece que nada es real, y que estoy solo, acariciando a un invierno que viene vestido de hastío, con una larga cola de estrellas y un blanco broche de marfil recogiendo su dulce cabello… Y entonces, sólo entonces, aparecen estas palabras.
ResponderEliminarGalie ..amigo, tus palabras siempre son bienvenidas!
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