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Ensordece el silencio.
Palpita ave pequeña, flor de nieve.
Laxitud en la tarde,
y si cantas, las manos brillan en tu mirada.
Quema las palabras en la hoguera de encinas,
hormiguea el humo blanco entre tus dedos.
La tierra olvidadiza es siempre la misma,
ignorada en la calma del estanque.
Suspendidos los astros a lo lejos
cogiste temblorosos los pétalos.
Luna nueva, en la frontera perdida.
Callas la amarilla hora
en que la lágrima horada la roca,
para envolver tu desnudez entre las hojas.
Si cantas te prometo
el color rojo de un triste pájaro.
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María T
Me gusta cuando dices: "La tierra olvidadiza es siempre la misma, ignorada en la calma del estanque".
ResponderEliminargracias David C.
EliminarQue poema tan nostàlgico.
ResponderEliminarBello, pero triste.
Igual me encanta.
Un abrazo.
El Gaucho Santillán, me gusta la belleza en lo triste! un saludo
EliminarMerece la pena cantar para que cumplas la promesa.
ResponderEliminarBesos.
lo hago Pedro Ojeda Escudero...cumplo las promesas! besos para vos!
EliminarQue morriña más hermosa este poema.
ResponderEliminar"Si cantas te prometo el color rojo de un triste pájaro", ays
Niña, ayer era tu día, aquí la noche, y no pude estar contigo.
Lo siento.
Leeré de Anuais, pero me dará rabia, ya me da, no haber estado presente.
Besos desde el Cantábrico
Ío
Ío preciosa sos vos! espero cruzarte pronto :)
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