No me esperes.
Una orilla de sal silencia el sueño
un espuerta de cal sobre la arena.
Más blanca que ningúna.
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Como un fantasma se adelanta el día.
me pregunté sobre tu lecho mudo
sin caricias a tus cruzados labios
dónde tu muerte resbalaba en ondas
como la más incauta de las lágrimas.
Pálida temerosa, apenas confundída.
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No me esperes
Del campo inmenso labraré una vega
donde sembrar, sin sueño, la tristeza.
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María T.
Me gusta la imagen que evocas, en la primera estrofa, con esas palabras tan marinas. Me gusta sentir el marero pasear por mi piel y acariciar los cristales de sal que este deja en los poros.
ResponderEliminarSi tuviese que quedarme con algo de este poema, sin lugar a dudas y sin desmerecer ninguno, serían los dos últimos versos. Son magníficos, me encanta como materializan y tratan a la tristeza. Me gusta esa metáfora de labrar una vega; maravilloso, digno de los más grandes literatos.
Como ya dije en multitud de ocasiones, y no me cansaré de repetirlo, tienes la facultad de hacer que las cosas más confusas y abstractas parezcan cándidas y diáfanas. No todo el mundo posee esa grata facultad.
Saludos mi querida bonaerense.
y cosechar tristeza también?
ResponderEliminarPrecioso.
Saludos, Nahuel. Y gracias por pasar por mi Blog.
Excelente poema. Enhorabuena
ResponderEliminarGalie gracias me encanta leerte por acá!
ResponderEliminarNahuel..¿cosechar tristeza?..me diste una buena idea gracias!
Narrador tu huella por acá es un honor:)